Es innegable: este ha sido un año duro. Sin embargo, ha sido la oportunidad perfecta para darnos cuenta cuánto nos necesitamos los unos a los otros. Algunos siempre lo supimos, quizás intuitivamente, aunque no lo decíamos a grandes voces. Para otros, su necesidad de los demás ha sido una verdadera revelación; casi tan difícil de aceptar como difícil ha sido el año. Lo cierto es que nos necesitamos los unos a los otros. La Biblia nos da al menos 59 pasajes en los que nos recuerda lo imposible que es vivir el cristianismo a solas o aislados. Necesitamos que otros oren por nosotros. Necesitamos que otros nos alienten en los momentos de enfermedad o de desánimo. Necesitamos que otros nos apoyen físicamente cuando somos débiles e incapaces. Necesitamos a otros que nos orienten, que nos enseñen, que nos ayuden a mantener la esperanza. A veces, solo necesitamos a alguien “que esté allí” en el momento más oscuro de nuestra realidad.
Por eso, la importancia de la iglesia.
Ningún lugar como la iglesia para que esa necesidad sea llenada para ti… y para que tú llenes la necesidad de otros.
¿Sabes? Las iglesias son muy imperfectas (VidaNueva es una prueba de ello), pero Dios no las creo para ser perfectas… sino para hacer que otros le conozcan. No hay mejor manera de hacerle conocido que cuando nos apoyamos los unos a los otros.
Como probablemente sabes, estos han sido días particularmente difíciles para mi familia. Luego que en junio tuvimos a algunos en casa enfermos de COVID19, a finales de octubre apareció lo que parecía ser una gripe inocente y, en menos de lo que nos imaginamos, el PCR arrojó el temido resultado para Patty y para mí: COVID19 positivos. Unos días más tarde el contagio se hizo evidente en nuestro hijo. No teníamos ni idea de lo complejo que esta enfermedad –a la que un amado hermano le ha llamado “la bestia”– podía resultar. Por la gracia de Dios, estamos casi terminando el proceso, libres de las complicaciones pulmonares tan temidas por todos, pero aun luchando con los estragos que el virus deja en las fuerzas físicas de aquellos a quienes toca. Estas semanas hemos estado “aislados” pero no desconectados. Hemos necesitado –y recibido– el apoyo en oración, el cuidado y el amor de una congregación especial… y de hermanos en la fe de –literalmente– alrededor del mundo. Jamás podremos agradecer lo suficiente el respaldo recibido. Es que, una vez más, hemos podido comprobarlo: nos necesitamos los unos a los otros.
Ahora, más que nunca, necesitas de otros en VidaNueva. Ahora, más que nunca, otros en VidaNueva necesitan de ti. No te desconectes, es el peor error que puedes cometer. Ya sea presencialmente o de manera digital, sigamos ahora más conectados que nunca.
Es que, simple y sencillamente, nos necesitamos los unos a los otros.
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